Cuantas veces estamos en el tiempo muerto del partido o justo antes de salir a jugar y estamos arengando a nuestro equipo, a nuestro competidor, diciéndole que ellos son los campeones, los mejores, que son invencibles, que es el momento de darlo todo, de demostrar lo que somos… Y lo estamos haciendo bien, estamos motivándolos y creando un estado de excitación para conseguir la victoria.
Emociones que lo acompañan
Cuando intentamos desarrollar ese estado de Alto Rendimiento en la competición lo podemos realizar activando las emociones que lo acompañan; las palabras, los gestos, los mensajes motivacionales. Todos hemos vivido estas circunstancias y hay coachees que son verdaderos especialistas en lograr esos momentos de Alta Conectividad.
Planteemos varios estados:
- El deseo de ser campeón: Queremos conseguir la victoria. Pensamos que hemos entrenado muy duro y nos lo merecemos.
- Nos creemos campeones: Mediante los “inputs” adecuados podemos despertar momentáneamente ese sentimiento y actuar como auténticos campeones.
- Nos sentimos campeones: Nos comparamos con nuestros adversarios y nos vemos superiores, sentimos esa energía que nos puede conducir a la victoria.
- Hemos interiorizado al campeón. No necesitamos tomar conciencia del estado de campeón. Lo hemos integrado y esto nos deja actuar de forma natural, dejando fluir.
Entrenando desde el contexto de la competición
Todos los estados anteriores son positivos y nos van a ayudar a conseguir la victoria. La diferencia está en que cuando hemos interiorizado el estado de campeón, nuestra concentración y resultados van a mejorar sensiblemente y no dependemos tanto emocionalmente de conseguir ese estado en un momento puntual. Para conseguirlo es muy importante trabajarlo en los entrenamientos. Entrenando desde el contexto de la competición e integrando todos los estados óptimos para que podamos utilizar todos nuestros recursos en el momento de competir.